Nacional
Crónica
Policial
12/05/2023
Un "sillón sexual", piscina, asados y un escaso control de las visitas son algunos de los privilegios que tienen comuneros mapuche presos en la cárcel de Angol, según denuncian gendarmes de ese recinto, quienes exigen que esto se termine y que esas personas cumplan las mismas medidas que el resto de la población penal.
Esta cárcel vivió violentos instantes el domingo pasado, cuando reos de ese módulo -molestos por la suspensión de visitas por las elecciones de consejeros constitucionales- tomaran como rehenes a tres gendarmes, en un hecho que es investigado como un posible delito de secuestro.
Según los gendarmes de esa cárcel, la acción registrada el pasado fin de semana no hace más que corroborar que estos internos "sienten que están por sobre la ley", ya que además de su actitud desafiante, cuentan con artículos y beneficios fuera de toda norma penitenciaria.
Los funcionarios revelaron que el domingo se encontró un "diván tántrico" o "sillón sexual" en uno de los dormitorios del venusterio, lugar permitido para que los reos reciban a sus parejas.
A esto se suma la presencia de una piscina estructural, ocupada por los internos para recibir la visita de sus hijos en días de calor, también el ingreso de corderos y piezas completas de vacunos para realizar asados, hora de encierro más tarde que en los otros penales del país y nula revisión de visitas.
"Sus visitas ingresaban sin registro corporal, no tenían límites para las encomiendas, por lo que entraban prácticamente todo lo que querían, papas por saco, abarrotes en grandes cantidades, corderos vivos, bebidas energéticas, herramientas, de todo", comentó un gendarme al medio antes citado.
El funcionario advirtió también que "no había ningún control en el uso del venusterio, lo usaban cuando querían. Son los únicos que tienen agua caliente en sus duchas y obvio que no se pasa la cuenta. Tenían una piscina de esas estructurales del comercio, la que también llenaban con agua de la unidad".
Mientras que otro trabajador de la cárcel de Angol acusó que los reos no tienen respeto por el personal y que para ingresar a su módulo "había que pedirles permiso a ellos, lo que es insólito".
Debido a estas situaciones, y con el detonante del secuestro de tres gendarmes, solicitaron que estos internos mapuche -que se encuentran alojados en el módulo F- tengan las mismas medidas que el resto de la población penal.