Desde 2023 se incorporan 58 nuevos liceos públicos de todo el país a la red de establecimientos PACE, es decir unos 4.000 alumnas y alumnos, con lo que el total asciende a 638 colegios a nivel nacional, confirmó la subsecretaria de Educación Superior, Verónica Figueroa.

La autoridad hizo el anuncio en la Universidad de Santiago de Chile (Usach), una de las instituciones que participa del programa, que "promueve el ingreso y la permanencia de estudiantes provenientes de la educación escolar pública" en universidades e institutos profesionales.

Además, el Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (PACE) "apunta a mejorar la equidad en el acceso, procurando enfrentar y paliar las brechas económicas, sociales y culturales a las que se enfrentan las y los postulantes".

La subsecretaria Figueroa apuntó a que "la educación superior debe estar al servicio de una mejor sociedad, y para ello debe ser un espacio de equidad y justicia educativa. La ampliación en cobertura del Programa PACE es una prueba clara de un compromiso en esa vía, articulando la educación media y la superior, acompañando a estudiantes en el acceso, pero también durante toda su trayectoria educativa, enriqueciendo a las comunidades educativas. Estamos felices de continuar consolidando esta política pública".

"Los estudiantes y las estudiantes sí pueden tener un proyecto de vida"

Uno de los colegios que se suma al PACE en 2023 es el Liceo Cardenal Antonio Samoré, dependiente de la Municipalidad de San Bernardo, cuya directora, Denisse Césped, explicó qué significa para su comunidad.

"Para un liceo público que vive las condiciones típicas de los liceos públicos de Chile, con problemas de infraestructura, problemas de perfeccionamiento real docente y con índices de vulnerabilidad que superan el 94%, opciones como el PACE permiten reinstalar las altas expectativas en los procesos educativos", detalló.

Además, agrega la directora, el PACE impacta en dos ámbitos, primero "desde las altas expectativas de los docentes en su gestión y del logro de sus estudiantes, que hace que revalorizan su trabajo como profesionales de la educación".

Segundo, profundiza Césped, "tiene el input en lo que nos importa, que son los estudiantes y las estudiantes, en el sentido de que pueden creer que sí pueden tener un proyecto de vida, que pueden soñar sus experiencias y sus talentos, y no necesariamente ser conducidos a lo que la vida laboral los lleve".