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Educación
27/08/2022
La nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES), que se implementará por primera vez el 28, 29 y 30 de noviembre del presente, eliminará a los denominados "puntajes nacionales", quienes tras adquirir 850 puntos en la ya extinta Prueba de Selección Universitaria (PSU) eran reconocidos por el Presidente de turno en el tradicional desayuno en el Palacio de La Moneda.
El Consejo de Rectores (Cruch) planteó en una sesión de esta semana algunas de las nuevas características que tendrá la PAES, como el cambio en la forma de medir los puntajes y una escala que irá desde los 100 a 1.000 puntos.
La nueva iniciativa se aplicará respecto a la corta distancia que hay entre los puntajes de estudiantes que obtienen puntaje nacional y otro que contesta toda la prueba correctamente, salvo una pregunta, informó El Mercurio.
Los impulsores indicaron que también consideraron que los puntajes nacionales suelen ser en matemáticas, por parte de hombres provenientes de colegios particulares, existiendo otros alumnos con méritos para destacar.
Verónica Figueroa, subsecretaria de Educación Superior, detalló que se encuentran "mirando con atención lo que se ha entendido como 'meritorio', y de qué forma este, desde su concepción más tradicional, no respondería los principios que sustentan la justicia social planteados, por ejemplo, por la Unesco".
Según explicó, la Subsecretaría busca "reformular la manera en que, históricamente, se ha reconocido al estudiantado y que se ha enfocado principalmente en los resultados que obtiene, sin considerar en absoluto sus contextos y trayectorias".
La autoridad de la Educación Superior adelantó que próximamente se realizarán "anuncios sobre esta modalidad de reconocimiento que el Comité de Acceso a la Educación Superior se encuentra desarrollando para el proceso de admisión 2023".
La rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, sostuvo que "ahora las pruebas ordenarán a los estudiantes desde el punto de vista de su posibilidad de ingresar a una carrera u otra, o sea, no es solo una prueba selectiva, sino que entrega además información respecto de lo que realmente saben".
Su par de la Universidad Católica, Ignacio Sánchez, opinó diferente de acuerdo al citado medio: "Creo que la premiación nacional no está potenciada, pero cada universidad perfectamente puede decir, y nosotros lo haremos, 'recibimos tantos puntajes que fueron los máximos en las distintas pruebas".
"Nosotros no estamos de acuerdo con el hecho de invisibilizarlos, sino que queremos hacer comparaciones permanentes con lo que existía antes", enfatizó. Además, aseguró que con la nueva escala de puntajes "las comparaciones con lo histórico se hacen difíciles y pueden ser injustas".
El ajuste que se realizará implica hacer un cambio en la Beca Puntaje Nacional que entregan las instituciones. La Universidad Católica de Valparaíso "se está adecuando a esta neva realidad e informará dentro de este semestre las becas que se harán cargo de esto", dijo la vicerrectora académica de dicha casa de estudios, Claudia Mejías.
La información sobre cómo se distinguirá a los máximos nacionales la "maneja el Ministerio de Educación", y hasta ahora no cuentan con ella, mencionó.
De acuerdo al diario, otro aspecto que terminaría con la PAES es la disponibilidad de las bases que permiten desarrollar los ranking exacto de los colegios con mejores resultados, lo que será modificado a "algo más general" que agrupe a los establecimientos, por ejemplo, por rangos de puntajes.
El académico de la Universidad Diego Portales, José Brunner, comentó que "no me parece nada mal que los resultados se entreguen por rangos", ejemplificando con "cuál es el porcentaje de gente que llega a los distintos niveles, como se viene haciendo hace 15 años o más con los resultados PISA".
"Es perfectamente razonable este mecanismo, y que si se quieren dar a conocer los resultados así, me parece bien", opinó. Añade que "las comparaciones entre colegios no son malas, solo que en Chile han sido mal usadas, porque no se explica que los resultados son en mayor parte por el origen socioeconómico y cultural de las familias".
Brunner concluyó con que "será solo la experiencia, dentro de tres o cuatro años, lo que nos va a mostrar si efectivamente la prueba está asignando mejor a los estudiantes entre la oferta de las instituciones", lo que "podía ayudar a reducir las tasas de abandono y a mejorar la tasa de graduación oportuna".