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Crónica
23/09/2025
                    Las cifras más recientes del mundo laboral vuelven a encender las alarmas. Los despidos por necesidades de la empresa —las desvinculaciones justificadas por cambios estructurales, económicos o de producción— registran un fuerte crecimiento, acumulando cerca de 300.000 casos en lo que va del año, según los registros de la Dirección del Trabajo (DT).
A julio pasado, estos despidos sumaron 44.183 personas, lo que representa un aumento de 18,5 % en comparación con el mismo mes del año anterior. En el acumulado anual hasta ese mes, los casos alcanzan los 297.503, lo que implica un alza del 5,5 % interanual.
Especialistas consultados advierten que estas tendencias no son aisladas, sino que se insertan en un contexto de debilidad del mercado laboral. Las mayores exigencias de costos en contratación, la inflación, y un escenario macroeconómico poco favorable estarían presionando a muchas empresas para ajustar sus plantillas.
Además, el aumento estructural en los despidos por necesidades de la empresa podría reflejar una tendencia hacia menos estabilidad laboral, especialmente en sectores más sensibles a variaciones económicas o de demanda. Este tipo de despidos suele ser empleado cuando la empresa debe readecuarse, reorganizarse o reaccionar ante menores ingresos.
Los efectos de esta situación se sienten en múltiples frentes:
Para los trabajadores: incertidumbre, pérdida de fuentes de ingreso, dificultades para encontrar nuevas oportunidades.
Para el mercado laboral: aumento del desempleo formal, menos incentivos para la contratación si las empresas perciben altos riesgos.
Para la economía en general: menor consumo, presión sobre redes de protección social, potencial desaceleración si la confianza se debilita.
Las cifras exhortan a las autoridades, sindicatos y empresas a buscar vías para estabilizar el empleo. Algunas medidas que podrían considerarse:
Políticas que incentiven la contratación, especialmente en sectores con potencial de crecimiento.
Programas de reconversión laboral para quienes pierden su empleo.
Mayor apoyo financiero o tributario para empresas que atraviesen coyunturas excepcionales, de modo que no recorten demasiado su fuerza laboral.
Seguimiento institucional cercano de los datos para reaccionar con anticipación ante nuevas alzas en desvinculaciones.
Estas estadísticas sobre despidos por necesidades de la empresa revelan que, aun cuando el empleo formal se mantenga relativamente estable en otros indicadores, la estabilidad individual y la continuidad del trabajo están bajo presión.
En el Chile de 2025, muchos trabajadores enfrentan la segmentación de su vínculo laboral, y las autoridades deberán monitorear muy de cerca cómo esto impacta en el bienestar social y económico del país.