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Crónica
12/05/2025
El Censo 2024 reveló que en la Región del Biobío residen 46.933 personas inmigrantes internacionales, lo que equivale al 2,9% de la población total regional. Aunque la cifra confirma la presencia de una comunidad extranjera estable, también refleja una tendencia decreciente tras el peak migratorio observado entre 2017 y 2019, cuando más de 17 mil personas extranjeras llegaron a instalarse en la zona.
De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más de un 80% del total de la población migrante llegó en los últimos ocho años, concentrando su arribo en los periodos 2017-2019 (38,5%) y 2020-2022 (29,3%). En los años posteriores, sin embargo, la tendencia ha ido a la baja: en 2023-2024 sólo el 12,9% de las personas migrantes se sumó al padrón regional.
Desde una mirada académica, la docente Gabriela Martínez Muñoz, de la carrera de Antropología de la Universidad de Concepción, explicó que este tipo de fenómenos obedece a ciclos variables y multifactoriales. “La población que migra tradicionalmente es población en edad activa, que busca mejorar sus condiciones laborales y establecer un nuevo proyecto de vida. En ese contexto, la Región del Biobío tiene varias características atractivas para asentarse: foco universitario, flujo metropolitano, fuentes laborales (…) Entonces tenemos una población joven y activa que siempre es un aporte al desarrollo regional”, señaló.
El promedio de edad de la población migrante en el Biobío es de 32 años. Un 64,1% se concentra entre los 15 y 44 años, siendo el grupo de 30 a 34 años el más numeroso. Del total regional, un 9,3% son hombres y un 50,7% mujeres. Este perfil, según los especialistas, representa un activo demográfico relevante, sobre todo en un contexto de envejecimiento poblacional.
Para el sociólogo Juan Carlos Santa Cruz Grau, académico de la Universidad San Sebastián (USS), el bajo porcentaje de población extranjera en el Biobío es, al mismo tiempo, un desafío y una oportunidad. “La región del Biobío es una de las que menos inmigrantes atrae en Chile. En realidad, muchas de las cosas que se dicen sobre la migración en la zona no tienen un correlato real. Incluso en los campamentos de la región, el porcentaje de familias migrantes no supera el 6%. Eso demuestra que, más allá de la percepción, la migración aquí no genera mayores problemas”, comentó.
Según Santa Cruz, el peak migratorio de 2017 a 2019 no fue exclusivo del Biobío, sino parte de una dinámica nacional marcada por la visa de Responsabilidad Democrática otorgada por el gobierno de Sebastián Piñera a ciudadanos venezolanos. “No es que de pronto hayan llegado migrantes al Biobío y luego se fueron. El peak responde a una decisión política de atraer venezolanos como parte de una estrategia diplomática, pero el efecto se dio en todo Chile”, explicó.
Respecto a la reciente baja en las cifras de llegada, Gabriela Martínez plantea que el fenómeno no debe alarmar, aunque sí invita a una revisión autocrítica: “Si los inmigrantes están abandonando la región, es importante establecer una autoevaluación. ¿Estamos entregando todas las oportunidades que merecen? ¿Se están respetando sus derechos? ¿En qué podemos mejorar?”, sostuvo.
Uno de los aspectos más subrayados por los especialistas es el riesgo de que la baja representatividad de migrantes en el Biobío repercuta negativamente en la elaboración de políticas públicas. “El diseño de política pública tiene que ser representativo de todos los integrantes que conforman la población. Estamos garantizando los derechos de los inmigrantes. ¿Se están tomando todas las acciones para garantizar el acceso a servicios básicos, pensando en una política intercultural y con enfoque de género?”, cuestionó la académica.
Santa Cruz, por su parte, lo ve como una oportunidad de integración bien gestionada. “Tenemos tasas muy bajas de migración. Eso es una posibilidad de integrarlos mejor y de proponer políticas en esa dirección: en salud, educación, vivienda. Por ejemplo, los migrantes están permitiendo mantener con vida numerosos establecimientos educacionales que estaban en riesgo tras la baja de matrícula chilena. Son una oportunidad más que un problema”, concluyó.
Finalmente, el índice de envejecimiento de la población migrante en el Biobío (20,5) sigue estando muy por debajo del promedio regional, lo que evidencia su potencial como fuerza laboral. Sin embargo, el porcentaje de población extranjera sigue siendo minoritario en comparación con otras regiones del país, lo que plantea un desafío para el desarrollo de estrategias de inclusión efectivas.
El declive en la llegada de población migrante a la Región del Biobío no puede entenderse de forma aislada, sino como reflejo de las condiciones estructurales que presenta el territorio. Tal como lo plantea Santa Cruz, quien advierte que “si nosotros tenemos una economía que no está generando puestos de trabajo, que no está generando prosperidad, no es un lugar atractivo para los migrantes”. concluyó el profesional.