Recurso hídrico para sistemas de riego en el Biobío: principales embalses al 39% de su capacidad

Regional

Crónica

Mundo Agrícola

06/04/2025


Desde el ministerio de Agricultura detallaron la situación actual de los principales embalses que alimentan los sistemas de riego en el Biobío. Así, ambos cuerpos de agua en su conjunto albergan actualmente más de dos mil millones de metros cúbicos de agua embalsada, cifra que se consideró “aceptable” por el propio ente gubernamental. 

En contexto, la temporada de riego 2024-2025 en la Región se encuentra en su fase finalLos sistemas de riego, que dependen principalmente del agua proveniente de la Laguna del Laja y la Cuenca del Biobío (Río Biobío) y diversos acuíferos subterráneos, deben cerrar sus bocatomas a más tardar el 15 de mayo.

Ahora, según información entregada por el ministerio de Agricultura, basado en el último Boletín Hidrometeorológico de la Dirección General de Aguas (DGA), actualizado al 24 de marzo de 2025, los dos principales embalses recién mencionados se encuentran con un volumen total almacenado de aproximadamente 2.600 millones de metros cúbicos, alcanzando un 39% de su capacidad. 

Respecto a lo anterior, según detalló el propio ministerio, este porcentaje es considerado como aceptable para la época, ya que los embalses están en sus niveles más bajos al cierre de la temporada de riego.

Para respaldar la cifra, José Arumi, experto en materia de recursos hídricos y docente de la Universidad de Concepción (UdeC), agregó que “se tiene que considerar la época del año, eso es sumamente importante, porque todos los embalses están con la lógica de de que se ocupan en el verano. Por lo tanto, en este minuto es cuando están a niveles mínimos y estamos esperando la llegada del invierno para que se vuelvan a llenar con la llegada de las lluvias (…) Entonces, un 39% a fines de abril, es fantástico”. 

En cuanto al agua subterránea, desde el ministerio de Agricultura precisaron que no existen reportes oficiales sobre la disminución de los niveles de los pozos, y que los datos disponibles hasta ahora no indican una afectación significativa. 

Proyecciones

Continuando, respecto de las proyecciones para las próximas temporadas, estas se definirán en noviembre. “El problema es que frente al cambio climático, nosotros estamos “jugando” un poco con eso de proyectar,  pues la verdad es que no tenemos mucha herramienta para estimar la variabilidad de un año a otro”, precisó Arumi.

Sobre lo anterior, el docente de recursos hídricos explicó que en noviembre se podrá definir, con mayor claridad, cómo está la situación y el volumen disponible para la temporada 2025-2026. 

Iniciativas para la optimización del agua

Por último, desde el Ministerio de Agricultura, a través de la Comisión Nacional de Riego, se informó que están impulsando diversas iniciativas para mejorar la gestión del agua en la región. 

Así, específicamente, se mencionó estudios de infraestructura hídrica para riego, bonificaciones para la implementación de sistemas de riego eficiente y programas de capacitación para profesionales, agricultores y agricultoras. 

Asimismo, se está trabajando en la formación de Brigadistas del Agua en establecimientos educativos de la Región, con el objetivo de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre la importancia del cuidado y uso responsable del recurso hídrico.

En tanto, a pesar de que los niveles de los embalses son aceptables, la incertidumbre sobre las precipitaciones y el cambio climático sigue siendo un desafío constante para la planificación a largo plazo, según consignó Arumi. 

Comparación años anteriores

Consultado por el escenario en años anteriores, el experto en recursos hídricos explicó que, por ejemplo, en 2015 la Laguna del Laja enfrentó una sequía significativa que, sumado a la sobreexplotación, puso en riesgo la vitalidad del cuerpo de agua. “En el caso de la Laguna del Laja, ese año llegó a tener un 3% de agua embalsada”, precisó.

La laguna operaba históricamente bajo un convenio de operación firmado en 1957. Este acuerdo, basado principalmente en un enfoque intuitivo y sin un análisis técnico profundo, permitía la extracción de agua en función de volúmenes predeterminados, sin considerar factores cruciales como el cambio climático o la sequía prolongada.

“El problema es que eso no consideraba ni cambio climático, ni sequía, nada de eso. Entonces, al final el lago se empezó a sobreexplotar. Por muchos años el lago se fue sobreexplotando”, distinguió Arumi. 

Luego de numerosas conversaciones, en 2017, se implementó un nuevo convenio de operación del Lago del Laja. Este convenio permitió que los regantes cedieran una parte de sus derechos de agua para asegurar el flujo y así establecer medidas de ahorro para recuperar el lago. Gracias a esto, se logró superar cinco años más de sequía, incluyendo la grave crisis de 2019.

Por último, en 2023, las fuertes tormentas permitieron una recuperación significativa del lago, alcanzando casi un 20% de su capacidad, lo cual fue un resultado inesperado. Con un total de 5.800 millones de metros cúbicos, ese año el lago llegó a tener 1.000 millones de metros cúbicos de agua y, gracias a las acciones realizadas, el embalse pudo retomar su flujo. 



Noticias Relacionadas