En nuestra vida diaria nos enfrentamos constantemente a una encrucijada, ¿priorizar nuestras necesidades o las de los demás?. En esta elección, el término "egoísmo" a menudo adquiere una connotación negativa, mientras que el autocuidado parece un concepto elevado. Sin embargo, ¿es realmente egoísta atender nuestras propias necesidades?.

Al hablar de egoísmo, pensamos en alguien que prioriza sus deseos sin considerar el impacto en los demás. Es un enfoque que busca satisfacción inmediata, pero que muchas veces lleva a relaciones frágiles o conflictivas. Por otro lado, la preocupación consciente por uno mismo no excluye al entorno, la prioridad no es solo atender nuestras necesidades, sino hacerlo de manera que las relaciones se fortalezcan.

Aprender a decir "no" es un ejemplo poderoso, pero no desde el rechazo, sino desde la afirmación de nuestras necesidades y capacidades. Un "no" consciente puede ser la forma más honesta de respeto hacia los demás y hacia uno mismo. Cuando esto se hace desde el autocuidado consciente, el impacto es positivo porque podemos dar lo mejor de nosotros a quienes nos rodean.

El egoísmo erosiona los vínculos, genera desconfianza y, muchas veces, una sensación de aislamiento. En cambio, el autocuidado consciente fortalece las relaciones porque fomenta el respeto mutuo. Cuando nos cuidamos de manera auténtica, nos volvemos más accesibles, compasivos y comprensivos. No se trata de sacrificar nuestro bienestar, sino de entender que un equilibrio saludable entre uno mismo y los demás es esencial para construir vínculos significativos.

La diferencia entre egoísmo y autocuidado consciente no es solo cuestión de palabras, es una práctica que define la calidad de nuestras relaciones y nuestra paz interior. La próxima vez que te enfrentes a la decisión de priorizarte, pregúntate: ¿estoy actuando desde el egoísmo o desde la conciencia?

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Autor: Máximo Martínez Campos