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Crónica
Social
23/08/2024
A lo largo de nuestra vida, especialmente en la adultez, nos encontramos navegando entre pensamientos, ideas, sueños, y anhelos, en contraste con la acción: ponernos manos a la obra, ejecutar, decidir y actuar. Sin embargo, hay periodos en los que resulta difícil salir de esa zona de pensamientos y sueños para empezar a hacer, ya sea por flojera o por miedo al resultado.
La impulsividad o la falta de planificación pueden llevarnos a caer en el exceso de hacer sin pensar, evaluando sólo después si lo que hicimos fue útil o no. Hacer por el simple hecho de mantenerse ocupado no es saludable, ya que muchos errores evitables podrían haberse previsto con antelación, ahorrando tiempo, dinero y apoyo en proyectos iniciados de manera impulsiva.
Permanecer en una zona de confort sin cerrar proyectos o concretar ideas también puede llevarnos a la procrastinación, acostumbrándonos a dejar todo a medias y perdiendo motivación. Esta falta de motivación será difícil de recuperar cuando llegue el momento de comenzar a hacerlo.
Por lo tanto, como en todo en la vida, es esencial mantener un equilibrio entre pertenecer al "team" de los pensadores o al de los hacedores. Para actuar, es necesario planificar, idear y pensar cómo hacerlo; y para idear y pensar, es fundamental tener la motivación y las ganas de llevarlo a cabo.
Lo importante es identificar en qué "team" te encuentras actualmente, evaluar si esa posición te resulta cómoda, si es lo que esperas para ti, y si consideras necesario equilibrar ambas facetas para que las cosas sucedan como deseas. No hay recetas infalibles, pero reconocer que estás estancado en el pensamiento o desbordado en la acción es el primer paso para detenerte, enfocar y comenzar de nuevo, permitiendo que todo fluya con naturalidad y te permita disfrutar el recorrido.
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Autor: Máximo Martínez Campos