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Crónica
14/06/2024
Bastante claridad existe respecto de que el sistema frontal que afectó a la Región del Biobío, generó innumerables anegamientos y derrumbes que, lamentablemente, afectaron a una importante cantidad de población. A su vez esto se explica por la enorme cantidad de agua caída en periodos acotados, a lo que se le denomina evento meteorológico, ya no extremo, sino excepcional.
En efecto, investigadores científicos coinciden en que este evento, en relación a los registros históricos, ha sido bastante importante.
El académico, Octavio Rojas, Dr. en Ciencias Ambientales y profesor del Departamento de Planificación Territorial y Sistemas Urbanos de la Facultad de Ciencias Ambientales y Centro EULA-Chile, detalló que el umbral clave según los registros del Eula considera más de 150 mm de agua caída en tres días consecutivos.
En ese sentido, los históricos han sido en los años 1974 (191 mm), 2002 (151 mm) y 2006 (184 mm); y el actual en 2024, para la estación Carriel Sur, fue de 190 mm.
El Dr. Octavio Rojas señaló que “para las provincias de Concepción, Arauco y en el área del valle central de la zona de los Ángeles, el evento se posiciona como uno de los mayores en el registro de precipitaciones”.
Los montos acumulados durante 72 horas del evento, hasta las 8 horas del 13 de junio, estuvieron próximos a los 200 mm en muchas estaciones: Curanilahue (211 mm), Angol (247 mm), Chiguayante (246 mm) y en el caso de Concepción Carriel Sur acumuló 190 mm de lluvia entre los días 10 al 12 de junio.
En el Centro EULA se han realizado análisis de precipitaciones asociadas con desbordes del río Andalién y el estero Nonguén en Concepción.
“En términos históricos, el evento con mayor similitud en el registro fue la gran inundación del año 1974, que ocurrió con 191 mm de lluvia acumulados en tres días consecutivos y en términos del registro reciente, supera a la precipitación acumulada para el desborde del río Andalién del año 2006 de 184 mm”, dijo.
Rojas, agregó que se trata de montos altos que generan una demanda muy alta en los sistemas de drenaje naturales y construidos de la ciudad.
“Para realizar una comparación en términos de las lluvias, debemos considerar antecedentes que nos indican las condiciones de humedad del suelo y niveles de agua previos a las inundaciones. En el caso del Andalién y el estero Nonguén, un indicador que utilizamos corresponde a las precipitaciones de los 30 días anteriores al evento, para el año 1974 la precipitación fue de 426 mm y el año 2006 se alcanzó los 366 mm, mientras que para el evento actual la cifra acumulada fue de 247 mm”, detalló Rojas.
“En términos de las precipitaciones para ver la intensidad que tuvo el evento y hacer contraste de inundaciones específicamente, deberíamos considerar dos elementos: uno, la precipitación que cae en el evento, en este caso fueron 190 milímetros, que es superior a la del año 2006, que fueron 180 o 184”, indicó.
“Además tenemos que evaluar cuánta agua precipitó en la cuenca antes de ese evento. Y particularmente en el año 2006 había caído una precipitación cercana a los 400 milímetros, y este año son 240, 247”, describió.
En cuanto a la diferencia, manifestó que el nivel de flujo de agua que se presenta cuando hay un monto muy superior que ha caído durante el mes previo, la condición es más desfavorable.
“Pues el suelo ya se encuentra mayormente saturado estos eventos extremos se suman a ese nivel antecedente y por lo tanto las consecuencias pueden ser peores”, estableció.
Desde el Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, el climatólogo Francisco Lang, Dr. en Ciencias Atmosféricas, bajo un criterio distinto, que comprende agua caída en 24 horas, estableció que el presente río atmosférico no podría ser calificado como el más alto. “Sí, uno de los más altos y significativos, definitivamente está fuera de lo normal”, definió.
Sin embargo, expuso que “en 2006 hubo un evento bastante importante en Concepción en 24 horas cayeron 162 milímetros de agua. El actual registró, en 48 horas, en la estación Carriel Sur aproximadamente 125 milímetros”.
Respecto a la calificación de río atmosférico en grado 5, el académico consideró que este miércoles se había establecido de forma prematura, ya que recién durante este jueves existió un consenso en la comunidad científica sobre esa categorización que requiere de datos más completos para determinarla. “Grado 5, es la categoría más alta de un río atmosférico, va desde escala 1 que se considera leve hasta la escala 5 que ya cae en la categoría de excepcional. Por ejemplo, el año pasado en agosto, el que cayó en la Región del Maule fue categoría 4”, apuntó el Dr. Francisco Lang.
Este tipo de río atmosférico, desde la categoría 4, según ejemplificó el científico, trae una cantidad importante de vapor de agua que se conecta a la zona frontal y precipita aún más. “Estamos hablando de 3 ó 4 veces la cantidad de agua del Amazonas”, dijo.
La escala de categorías se define en base a la cantidad de vapor que transporta la atmósfera, explicó el académico. “Me confirmaron que sí fue categorizado como 5. Obviamente es un evento excepcional”, apuntó.
“La escala de 5 de categorías de Ralph, combina la magnitud del flujo de humedad y su duración en puntos costeros para categorizar la intensidad e impactos de las condiciones de río atmosférico”, definió el climatólogo UdeC.
En cuanto a lo que se espera suceda en los próximos días, Lang afirmó que “ya el frente se movió, está en Santiago. En Concepción estamos ya saliendo. Estamos en lo que se llama zona post frontal, que es una masa de aire frío, las temperaturas disminuyeron un poco”.
Desde ahora, se esperan chubascos relacionados con las nubes post frontales, con la masa de aire frío que viene detrás de los frentes, detalló el investigador.
Observando la información de la Dirección Meteorológica de Chile, el Dr. Diego Caamaño, académico de la Facultad de Ingeniería UCSC, investigador del Núcleo Científico Tecnológico para el Desarrollo Costero Sustentable, señaló que la precipitación acumulada en Concepción hasta la fecha representa un incremento significativo en comparación con los 206,1 mm registrados el año pasado.
“También supera el promedio histórico de 344,4 mm para esta época del año, resultando en un superávit. Esto parece indicar un paso positivo en términos del contexto de escasez hídrica, especialmente considerando la sequía que ha afectado al país desde el año 2008”, comentó el académico.
Referente a la prevención necesaria de las amenazas como inundaciones y deslizamientos de terreno, el académico indicó que es importante comprender la variabilidad espacial y temporal de las precipitaciones, así tomar decisiones informadas.
“Conocer cómo varían las precipitaciones en las diferentes zonas a lo largo del tiempo permite implementar medidas preventivas y de mitigación más efectivas”, destacó Caamaño.
“Es fundamental involucrar a la comunidad con nuestros sistemas de aguas fluviales y reservorios. Promover sistemas de monitoreo ciudadano accesibles, con gráficas simples que informen sobre el estado del recurso hídrico, fomentará una mayor conciencia y cuidado”, reflexionó.