Regional
Crónica
Social
07/06/2024
No existe una respuesta absoluta, pero hay pérdidas que se pueden olvidar, otras que podrás llevar contigo en una constante aceptación y otras que renegaras.
La vida está llena de pérdidas, amigos que se mudan a otra ciudad en infancia, compañeros que se van por malas notas, colegas por reestructuraciones. Pérdidas materiales, como fotografías de valor emocional sin posibilidad de recuperar, la pérdida de una casa por incendio o desastre natural, de un cultivo, una empresa, un negocio. O pérdidas a causa del miedo de lo que queremos tener, ese nuevo puesto, ese anhelado ascenso, ese trabajo en otra empresa, ese aumento de sueldo que no pediste, y un gran etcétera.
Todas las pérdidas tienen en común el dolor, nos tomamos tan personal esa pérdida que sentimos haber perdido parte nuestra, nos aferramos tanto a eso que perdimos o vamos a perder que muchas veces egoístamente creemos que esa pérdida no la merecemos, y nos olvidamos que esa pérdida es porque, el destino, Dios, el universo, las simples circunstancias o algo más grande que nosotros nos somos capaces de ver con los ojos, decidió que era mejor para todos.
No hay pérdidas buenas o malas, ni grandes ni chicas, solo se pueden medir con el dolor que te provocan, como la partida de seres muy queridos, donde el corazón, la mente, el cuerpo y todos los sentidos, te recuerdan la ausencia física de un hijo/a, de una madre, de un padre, de un primo/a, de un tío/a, familiares o amigos.
Por lo tanto, una pérdida no es que pueda ser superada o no, cada uno debe vivirla con su propia realidad, aceptarla y no afectar su entorno y su próspera vida.
La anterior opinión es personal, si crees que vale la pena compartirla, agradecería lo hicieras y pudieras darle like. Dedicado a Marita Campos a un año exacto de la partida de una gran madre.
Máximo Martínez Campos.